martes, 11 de agosto de 2009

Antolofagia

HOGAR ESCUELA

“…las palabras de un niño, llanas, francas, desarmadas
como mi pena…”
JAQUES DERRIDA

Fuiste la madre que no tuve
cobijando mi sueño
en la inmensa, fría noche
del abandono y el duelo
de afiladas lágrimas de lodo.

Por tus largos, angostos pasillos,
mis pasos conocieron
el agitado pulso de la soledad,
leyendo las paredes de los libros
y el silencio de la caricia
en ojos femeninos…

Deambulé por la geografía
vegetal del parque;
los pájaros amigos me dieron
plumas y tinta de su cuerpo
para escribir la desnudez de sombra
en mi alma herida.

Recuerdo
emprender la marcha al dormitorio
y no encontrar un beso
en mis sábanas dormidas;
a la mañana,
saludar al sol y a la bandera,
rota el ala del ave
en la inocente tela del guardapolvo;
el claustro, el puntero
y los ojos insomnes de la pizarra…

Pese a estas cadenas demoledoras
conservo la mirada y la sonrisa puras,
y observo por la ventana el pasado
con cierta nostalgia
y dolor renovado en primaveras.










LA PRIMERA PIEDRA

(Inspirado en un dibujo de QUEVI)

Olvidaste la cruz crucificando al ángel

en el cometa corriente de tu reloj biológico
embarazada de cicatrices en el alma.
Y no te culpo por abandonar mi llanto
en la calle de lodo.

Dios que te condene y los hombres te repudien.
La primera piedra me la guardo
para penas futuras.




LA VOZ DE LOS POETAS

Tus veredas agigantan la luz de la arboleda,
tus parques sueñan unir el labio vegetal
con la boca azul del Río Quinto.

Tienes quien te cante
con resuellos de guitarra
en los crepúsculos:
ora las campanas balanceando la voz,
el eco de los vientos,
ora los pájaros que se visten de gente
con moño rojo y traje de poetas,
exudando tinta sus alas,
las arterias que conducen a tu puerta.

Yo te decoro el cuerpo
con asfalto de límpido cielo,
los ojos con pentagramas de piano,
los pies con el sonido del tren aventurero…
y te leo como a un libro en la soledad del ocaso,
en la casa paterna, oyendo el violín de lluvia
que cae en el zaguán del limonero.

De amarte menos el olvido dirigiría
el cardinal aplomo del silencio
para envolverte y guardarte detrás
de las pálidas sombras del cerrojo.

Mercedes, ¡tronco vigoroso, frutal, humano!,
¡Villa del milagro!,
¡hago mía la voz de los poetas…y te canto!














TE CANTO

Mercedes, tronco vigoroso, frutal, humano,
hago mía la voz de los poetas y te canto
con la voz del pájaro en su árbol meridiano;
árbol condenado a ver, oír y darlo todo
desde la copa a la raíz, envuelto en vientos,
presagios, esperanzas que descansan a su vera
y se yerguen como el vuelo de la abeja
sobre la dicha de la miel y su trabajo cotidiano.

Te canto besándole los pies a los silencios,
a las sombras, a los nacidos del fuego
y engendrados en el barro
con voz de Calle y Río;
descalzo de materia, desnudo de ambición,
blanca la palabra hasta la médula
con el pulso del alma en la semilla,
en la rueca, en el telar, en la boca del alba,
por la vida que comienza en tus espaldas,
milagro de ciudad que te levantas
y haces tuyas las fatigas, descontándolas.

Te canto los excesos de heridas pasajeras
que se han muerto,
o son gotas de lluvia o son arena
ante la núbil caricia de tu espejo:
memoria y piel de sementera.


COLEGIO NACIONAL

¡Qué locas sombras éramos entonces
las aves del Colegio!:
golondrinas en un árbol de ladrillos;
en la boca primaveras,
en las alas sueños,
la vida en el pupitre:
Ficciones de Borges,
Rimas de Bécquer.

El guardapolvo y la corbata extenuando
viejas rutinas adolescentes:
ensayar una palabra
que trafica sinfonías del amor perpetuo,
empuja al paraíso de la calle
al inestable corazón
y el alma al limbo
cuando se dice adiós en los semáforos,
sin prólogo ni epílogo;

esconder la mirada en los bolsillos
y encender los ojos, largos cigarrillos,
en los recodos de pasillos,
y en el patio-laberinto
burlar al preceptor y sus consejas
de Don Juan o Lazarillo,
ciegos y ebrios de juventud,
oyendo la campana en el eco del viento,
y en el viento un coro de chicharras
y “el clavecín del sapo”;

y fumar, fumar despacio
el tiempo eterno del minuto
para robarle un beso a lo prohibido,
una rosa virginal, un secreto…
y borrarle al pizarrón arrugas,
y arrugar los latidos del dolor
con los latidos de la luna;

y beber de la flauta el sonido,
y del silencio los arpegios
“de labios sobre labios”…

¡Qué locas sombras éramos entonces
las aves del Colegio!...



ESCASA MUERTE PARA UN POETA

(Inspirado en “El Poeta murió al amanecer”, de Raúl González Tuñón)

Luz en el patio
interior del párpado
cadáver de palabra
sobre el labio.

Alma sin llave
y un libro de poemas
en la calle.

Sombra del alba
que persigue la del ocaso
irá a tu entierro
y con ella
la pluma blanca
de un pájaro.


LOS SILENCIOS DE LA NADA

“Se escribe/como se muere o se olvida
perdiéndose en la búsqueda”
Hugo Mujica

Se nace con la angustia
y los ojos de la espera
un día entre las flores y la música
como semilla debajo de la tierra.

Se escarba en los silencios de la nada
y las raíces se curvan
y ascienden a la copa
de un libro de hojas nuevas.

Se llora cuando matan las palabras
y la lluvia crepita con boca de ceniza.

Se escribe se maldice y ama
con olvido de buscarnos
un sueño que nos salve del sentido…

Y acaso encontremos
un dolor que nos reciba
cuando hayamos muerto.



ALMA DOLIENTE

“Este horrible deleite de hacer mío
Un inefable, apasionado rastro.
Este silencio de alma en que me escudo
Este dolor mortal en que me abismo.”
Alfonsina Storni


Quien vio tu desnudez marina
vio correr detrás de ti
la dentellada de las olas,
y en la mudez doliente de tu boca
abalanzarse el grito de gaviota herida.

Tenías en el pecho clavados
un puñal de sombra y un puñal de lirio.

Nenúfares, caracolas, sirenas coribantes,
pies de nácar, hipocampos,
te llevaron al abismo,
la última morada de tu exangüe aliento.

Fue el mar un lecho taciturno,
cenotafio de musgos y silencio,
mortaja azul donde nacía el cielo.

Un inefable rastro de fuego
dejaron tras de sí tus pasos:
dolor y luz, oquedad e inenarrable llanto…

Tu alma, prieta boca inabarcable,
extenuó la piel y las pupilas
de un poema blanco bajo el agua;

deleite horrible, apasionado,
de encontrar en la muerte
lo que te fue negado.

CADA POEMA

“Cada poema es un pájaro que huye
del sitio señalado por la plaga.
Cada poema un traje de la muerte
por las calles y plazas inundadas”
Álvaro Mutis

Cada poema huele a cuerpo que lo contiene
Pájaro que se pregunta por el cisne
Vive y muere señalando un sitio
En el índice de un libro fértil y futuro.

Cada poema desintegra la nada y la re-crea
Bocanada de aire en boca se desnuda y viste
Y hace el amor con los sobrevivientes
Hombres y mujeres exiliados del papel corriente.

Cada poema un lampo febril, aguja en el pajar
De la demanda, una utopía, el ojo abierto de una llave.

Cada poema respira de la calle
Las inalcanzables luces de un reloj inexistente
En los semáforos risibles de la muerte.


HOMBRES DE MAÍZ


Hombres de maíz forjó la América,
desde Cuzco, trashumantes,
por el cordón umbilical
de la sólida raíz del Ande;
tez morena y ágiles brazos,
libres como el aire,
herederos de la tierra cobijando al ave.

Era la edad del Sol,
Padre soberano del Inca,
de Quetzalcóatl y de Manco Cápac
que hizo posible arar los campos,
horadar el barro
y las cuencas del maíz hervido
para la fría boca del hambre,
ora en el invierno, ora en el estío.

Granos amarillos, relieves de mazorca,
heridos por las flechas cristalinas del rocío
apenas el Inca Viracocha
enseñó el trabajo del cultivo
a sus descalzos hijos hermanados por el oro
de suntuosos brazos de luciente trigo.

También fueron cultivadas las palabras,
los silencios vegetales
multiplicados por el eco
y el espejo musical de la raíz y el cielo
en las altas frentes, los labios y los ojos,
como vino y como pan del pueblo,
siguiendo la sombra, el hilado,
el latido de la tierra,
el sueño y el vuelo de los pájaros.


FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS (1.474-1566)

“Se estruja las sienes persiguiendo las palabras que asoman y huyen.”
Eduardo Galeano

“…eran sus hijos todos los indios americanos.”
José Martí


Fray Bartolomé de Las Casas

denuncia el filo de la espada
que grita y mata;
la tortura, los ríos de sangre,
los perros de caza y la carne viva
que el fuego devora,
los grilletes, bocas de acero,
que reducen y esclavizan
al indio en “encomiendas”
y lo hunden en purgatorio
de miseria y silencio;
y con tinta que es como el llanto,
negras huellas de bronce y de barro,
hunde en las palabras el ocaso,
y es todo noche su clamor
en calendarios ciegos.

Quiere desterrar el odio
del corazón humano
y sólo alcanza en la bruma
un consuelo fugaz y vano:
el vuelo de los pájaros
que surcan la mar
como las proas de los barcos.


EXTERMINIO (¿CIVILIZACIÓN O BARBARIE?)

El imperio de Calfucurá ha roto
el grito por el arma blanca. Lanzas
sepultadas, cenizas donde el coto
a la muerte son las propias matanzas

y el cruel exterminio; bárbaro sable
que corta de Leuvucó las morenas
cabelleras para impedir que hable
el viento negras verdades y penas.

Pampa o desierta sombra del silencio
a la hora en que escamotea el ocaso
la luz a los ojos de otro silencio…

Tierra Adentro, espejos de agua abren paso
por la falda de Laguna del Cuero.
Muerto Mariano, el llanto es del lucero.



INTI HUASI

Boca de Piedra, háblame
de la estrella roja
y los seres que te habitan,
cuéntame del Tiempo y sus enigmas
cuando detuvo su corazón de rayo
y posó filosos ojos
de espinosa lluvia en tu piel
y tu útero de sombras.

¿Qué manos hilaron
este mapa de símbolos,
a qué dioses invocaron
y dieron el cultivo de la sangre
y sus hijos,
estrellas de greda y de barro?

¿Ayampitín era el linaje
que en tu cuerpo buscaba guarecerse
para escapar del paso
escabroso de la muerte?...

Háblame, Boca de Piedra,
de la luz que te alimenta,
del trueno de la palabra
oculto en la imagen que te araña
(oculta la imagen
tras el musgo en la piedra)…

El chamán regresa
y desentraña tu misterio:
el silencio es un río,
una mujer en una barca;
lanzas, guanacos,
venados y flautas,
arcilla, maíz, algarrobo y agua
enmarañan una danza antigua
en hogueras de fuego bajo la luna,
y te desnudas gruta
como una semilla milenaria
de luciérnagas de cuarzo y mita,
y brillas con magia propia
en las faldas de una Montaña,
madre de tu soledad
y del sueño incrustado en tus ojos
que narran la edad del pasado
y el latido del viento en tus venas.

Inti Huasi, Boca de Piedra,
Hechicera originaria,
yo te saludo como el ave
que fragiliza el aire en la pendiente,
y me convierto en eco
susurrando el canto de tu vientre
el puma, el oscuro insecto
y la serpiente.















CRISÓSTOMO

“... su existencia, pudiera compararse a la curva
sinuosa y fugaz que traza el fuego de un relámpago”
JUAN MARÍA GUTIÉRREZ

¡Qué pronto se apagaron tus ojos
En la sombría y fría mortaja de agosto!
Si eras un joven río, un pájaro niño,
Un sueño nacido a fines de enero;

La idea resonando infatigable en tus oídos;
Un puerto, un árbol,
Un camino multiforme e infinito.

Fruto del valle de La Carolina,
Cuerpo de palabras,
Boca de oro,
Crisóstomo…

Espejo, arquetipo, en ti los rostros
De la Patria emancipada,
Los libros y Dios conjugando la imagen
Del Hacedor, el arquitecto y el filósofo:
Sangre, Verbo y copa del silencio,
Cenizas que no profanarán mis ojos.




POETA TELÚRICO

“Soy como el pulso del mundo.
Soy del silencio el sonido”
ANTONIO ESTEBAN AGÜERO

El Poeta que horada con los ojos
Y los labios la semilla,
La idea azul, voluble
En el espejo de los ríos
En la mirada del que sueña y abarca el universo
Con alfabetos de pájaros y trigo.

Aquel que enciende con mirar el fuego
Y toma con las manos el tibio llanto de la nube,
Y pasta con el rebaño de árboles y frutos
Sobre la verde comarca de algarrobos y molles,
Canciones para la voz humana perpetúa,
Y cosecha de la lluvia sus nostalgias
Y los pies descalzos de la niña
Y la boca enamorada con oficio de palabras
De nombrar desnuda el alma
Y ser sonido del silencio, tañido de campana.

Un hombre solo en la arborescencia del alba
Por los senderos que los pasos rumorosos
De la sombra de Virgilio transitaran.

Un Poeta que anima con su canto de boyero
El vuelo de la abeja
E inaugura la noche
Con la luz de las luciérnagas.



PALABRAS TORTURADAS

“a pesar del poeta torturando palabras”
TERESITA MORÁN DE VALCHEFF

Cuando el grotesco puñal de la noche
Desvele los ojos de la calle,
Cuando en la calle no haya nada
Ni nadie que la auxilie,
El grito morderá el cordón de la vereda,
Y los semáforos, como perros ateridos,
Lamerán sus heridas.

En mi boca las grietas del silencio,
La pollera del alba, un beso de moneda,
La endeble luna y torturadas palabras
Cayendo como gotas de lluvia:
Melodías que duermen en las sombras…

Sé que he muerto por respirar un sueño
Inalcanzable como toda luz fugaz, perpetua,
Que el viento guiará mis pasos
Y el blanco de la noche velará mis huesos.



VOZ SILENCIADA

(Para CLAUDIO AVALLE, cuentista y mejor amigo)

En la luna de mangas de camisa
El reloj acaba de romperse

Por los que faltan
Vacío y bisturí de boca.

Ventanas anchas
La calle silenciosa
Largo el camino.

Una sombra en el asfalto
Sepultando un grito:
¡Puño apretado de la noche!

El llanto es un cuchillo
Lo perfora todo.

Despertar ingenuo de palabras.

Ante su voz cuando vivía
La Muerte era nada.



ESCRITOS

“Poemas y cuentos para leer sin maquillaje”
CLARA CAVALLINI

Poner sobre la estufa los zapatos, las medias,
Las monedas y pantuflas, y olvidar en una silla
El cuerpo, la sombra y los silencios
Que habitarán mañana en sus cenizas.

Labios abiertos como una claraboya, como un sueño.
Páginas en un libro con rasguños de lluvia,
Y el gato ronronero en su atalaya
Mirando el ojo herido de la luna.
El piano que oye el murmullo del viento
Agitando las hojas contra el pecho.

Claridad y un llanto seco:
La rosa del funeral- corbatas en el olvido.
Maletas de un viaje por las habitaciones
De su máquina de escribir…

Ella ordena unos papeles, se va y pronto retorna
A los umbrales donde se cruzan sueño y vigilia:
Breves…perdurables instantes
Escritos en la noche…escritos en el día:
“Poemas y cuentos para leer sin maquillaje.”



DONDE ORILLA EL VIENTO
“sé que te debo un silencio
un compás de pie sobre setiembre”
JULIO CEJAS

Y la arboleda con sus cúspides
De ramas incendiadas
Al promediar el día en mis pupilas
El relicario de la luna
Que la noche guarda entre las sombras
El vals de lluvia
El canto de la alondra en la ventana
Y el poema que rompí
Porque llorabas…

A ti te debo
Esta pretensión de vuelo
Orillando el viento
En mi silencio.



PALABRAS MUERTAS

“la tumba donde yacen mis palabras”
LUIS O. RESSIA

Extenuadas por el uso
El desuso o el abuso
Contextualizadas
O descontextualizadas
Mis palabras
Murieron de tu boca
Fría piel desnuda
Sombra del silencio
En madrugada amarga

Serán cenizas
Mañana en la tumba
Cuando anochezca
O envejezca la ausencia
Y ya no duela…


HERÁCLITO, “EL OSCURO”
“Para estampar el rostro de una jaula de líneas”
PATRICIO TORNE

Insomne
Deletreo los pasos de la sombra
La geométrica hinchazón de sus arrugas
Hasta arrancarle boca y lágrimas
Al reflejo de la luna sobre el día…

Los oídos abren la jaula de mis ojos
Sobrios tu rostro
Y los latidos del silencio.

Y el agua fluctuante océano de líneas
Repite el concepto de la ausencia
Pero son otros los pies de sombra
Otras las arrugas la jaula del silencio
Y el frío de mis huesos en la tumba.



UN GRITO MUERTO

“Mi boca, un crespón de rosas deshojadas”
“Mi corazón, una silente espada ensangrentada”
“(…) sin sexo. / Con un hálito de vida.
No conoce otra historia que la nada”
AMELIA ARELLANO

Sin su madre va el hombre huérfano en la noche
a parir el canto que lo salve de la oquedad, el encierro
y el indómito lenguaje de la lluvia.

El pasado lo demora en los columpios de una plaza,
en la alcoba de la infancia,
donde abrigan los oídos del alma arrullos de campánulas;
pero se engaña al ver el vientre rugoso de la araña,
y sus pasos recorren otra vez el dolor en la mirada,
la marchita soledad del llanto sin paraguas,
el viento cruel a sus espaldas
y el ayuno prolongado en las ventanas del estómago.

Y la nada lo apuñala y lo devora con sus dientes de sombra
en la calle de lámparas ciegas…

La nada que le quita piel y sexo a su grito de niño
abandonado en el lodo, parido por un lobo,
una madre sin rostro, (“madrecloaca”),
que avergüenza y arrastra zapatos rotos,
ojos con candados, boca sin un beso
y la palabra amurallando los ecos del silencio;
la palabra como un grito de pájaro muerto.

POETAS UNIVERSALES

“No tenemos poetas enfermos, ni tampoco la enfermedad de la poesía.
(Puede ser que la locura, pero esto es diferente)”
MARÍA DELIA GATICA DE MONTIVEROS

Porque oigo el latido manifiesto
De palabras en el viento
Cabalgando sobre nubes
Ramas, acantilados
Y veo que navegan el insondable
Océano del silencio
Y luego vuelan presurosas
Como la abeja y la golondrina
Mitad alas, mitad sombras
Sus pasos en la boca y el eco de montañas
Su cuerpo una isla, un bálsamo
Que el enfermo corazón reclama
Poetas de mi tierra que es el mundo
He seguido sus mensajes errante, vagabundo
Sediento de su luz como los ciegos
Y su loco interminable rumbo
De grito inenarrable
Universal y sostenido por los siglos
Quebrantadas las ruinas del lenguaje.

3 comentarios:

  1. Gracias amigo del alma, olvidaste decir que sos caliente y defensor de lo que crees y muy buen y generoso amigo. !Larga y próspera vida al blogs y al autor! Un abrazo y un brindis!!!!! amelia arellano

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  2. Muy bueno tu nuevo blog Darìo. Me gusta, y es una hermosa manera de conocerte. Tus poemas te retratan. Es increìble. No quien ve tu rostro puede decir que te conoce,pero quien sabe leer tus poemas, tal vez sì. Lo que no se ve a simple vista, lo dibuja el verso.Hasta vos mismo releyendo tu obra aprendès a conocerte un poquito màs. Es tan difìcil terminar de conocerse uno mismo. Por eso la tarea del escritor es tan dolorosa y a la vez tan tan liberadora. La mejor catarsis. Un abrazo. Roselvira.

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  3. Gracias chicas por sus palabras. Las guardaré conmigo en el cajón de la memoria.

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